La llegada de esta etapa, el nuevo Solsticio de Invierno, siendo la más oscura y fría del año, nos invita a mirar nuestro propio interior, pues es un símbolo de renacimiento. Es ideal para la reflexión y revisar nuestros proyectos.
Es el momento en que todas las celebraciones incluyen al fuego y a su personificación solar, el elemento purificador, fuente de vida y calor, compañero en la supervivencia.
Tenemos la muestra de oscuridad más profunda pues es la noche más larga del año, pero también nos dá la esperanza de que después de ella comienza el amanecer, con la salida del Sol y su luz y calor.
La energía está disponible para cada uno de nosotros, con ejercicios, meditaciones o pequeños rituales que canalizan nuestras formas de proyectar.
Es un muy buen momento para tener presente en nuestro espacio mental al Sol… dibújalo, sientáte unos minutos bajo sus caricias… toma su energía y revitaliza la tuya.
Es el momento en que el amanecer despierta la formulación de planes… y agradece a este amanecer por darte la fuerza.
Comienza a inundar con esa luz nueva todas tus acciones… es el Nuevo Amanecer y debes aprovecharlo para encaminarte en el Sendero… No temas a solicitar que la nueva Luz guíe tus pasos y deseos de superar los escollos.
Recuerda que también es el momento, gracias a este regalo del primer sol, a que toda depuración y desintoxicación física es muy especial, pues ayuda a tu crecimiento y por ello a salir de la oscuridad del ser interior, de la oscuridad que nos oculta el Sendero.
Ten presente que en la oscuridad del sendero, en la oscuridad de tu alma, que el solsticio de invierno es un momento de alivio puesto que descubres que el sol, la luz, el calor, después de una larga y fría noche… volverá.